No es un gran descubrimiento que nuestro estado de ánimo nos influye en la toma de decisiones. Este tiene la capacidad de arruinarnos o alegrarnos el día ya que un mismo acontecimiento tendrá varias lecturas según nos encontremos anímicamente.
Nuestro cerebro tiende a generalizar y a centrar su atención solo en aquello que considera relevante, dejando atrás gran cantidad de información que a priori carece de interés. No olvidemos que su misión es mantenernos con vida y la rapidez de pensamiento, dejando de lado los detalles, no deja de ser una estrategia para hacerlo. El hecho de dejar pasar desapercibida gran cantidad de información, hace que el desgaste de energía sea mucho menor.
Esto en sí no es malo, la toma de decisiones rápidas en momentos críticos es lo que nos ha hecho sobrevivir como especie, el problema es cuando se convierte en un modo de vida, donde la reflexión y el espíritu crítico son reemplazados por la rapidez y la recompensa inmediata.
Nuestro estado de ánimo está directamente relacionado con esta forma de actuar, si nos encontramos serenos es mucho más probable que seamos más reflexivos que si estamos en un estado de agitación.
¿Cómo afecta esto a la búsqueda de trabajo?
En este blog se ha hablado en muchas ocasiones de la importancia de saber interpretar de manera correcta las ofertas de empleo. Las palabras clave de estas son una gran estrategia para lograr pasar las primeras fases de un proceso de selección. Por eso hay que saber leer e interpretar cada una de ellas. Nuestras ganas y nuestra energía condicionarán la estrategia que empleemos a la hora de optar a un puesto de trabajo, ya que obviaremos ofertas que pueden tener proyección de futuro al dejar pasar de largo detalles interesantes.
Pero un estado de ánimo negativo no solo afecta a personas sin empleo. Trabajadores desmotivados o con un ambiente tóxico también pueden ser víctimas de este. Esto hará, no solo que cada día se convierta en una batalla interior, si no que se dejarán pasar oportunidades de mejora laboral al no ser capaces de verlas y creerlas inexistentes.
No debemos confundir las emociones con nuestro estado anímico
Las emociones son mucho más intensas y generalmente llegan de un estímulo exterior. En cambio el estado de ánimo es algo que, aunque muchas veces está condicionado por el entorno, es algo que viene de nuestro interior. Si este es negativo y se prolonga en el tiempo puede condicionar nuestra vida.
En esto el autoestima juega un gran papel, nuestra propia valoración es decisiva para lograr un desarrollo profesional sano. Por ejemplo, creer que nunca vas a encontrar trabajo por una mala experiencia, puede causar graves daños.
El psicólogo Tomas Navarro nos propone un ejercicio muy interesante al respecto. Se llama la pregunta del millón. Lo primero que debes hacer es coger un papel y escribir una afirmación que condicione tu vida, en este caso por el tema que nos ocupa elegiremos, no voy a encontrar trabajo nunca, ante esta rotunda afirmación lo único que debes hacer es colocarle dos interrogantes, ¿no voy a encontrar trabajo nunca? pues depende de tu actitud.
La importancia de la marca personal
Para no caer en este tipo de afirmaciones y entrar en una espiral negativa, es importante tener claras cuáles son nuestras fortalezas y debilidades además de empezar a trabajar tu marca personal, con ella comienza tu estrategia.
Ver qué impacto y huella dejas en los demás te ayudará a volverte más fuerte. Gestionar tu propio perfil y descubrir tus particularidades te hará diferenciarte de los demás y darte cuenta de todo lo que puedes aportar solo por ser tú. No te dejes llevar por un estado de ánimo negativo, abraza los momentos difíciles pero déjalos marchar al igual que han llegado. Trabaja en ti, tu eres tu mejor proyecto.
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