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¿Cómo son tus vacaciones?

No sé si te sentirás identificado con esta situación, pero tras una vivencia cercana y tras comentar la situación con varias personas, me di cuenta que es más común de lo que me imaginaba. Hablo de tener unas vacaciones de verdad.

El teletrabajo ha traído para muchos una flexibilidad laboral deseada durante años, para otros ha supuesto un infierno, pero lo que está claro es que la separación del trabajo y la vida personal ahora es mucho más complicada. Los smartphones nos han facilitado bastante la vida, pero estamos pagando un precio por ello y es la dificultad de desconexión real de la información laboral. Los correos electrónicos y los mensajes son constantes, la solución es apagar el dispositivo, ¿lo hacen todos? no.

Estoy hablando por supuesto de trabajo por cuenta ajena, esta es la realidad de la gran mayoría de los autónomos año tras año.

Es una urgencia

Entiendo que siempre puede surgir una emergencia y está claro que hay momentos en que todos tenemos que arrimar el hombro si no queremos que nuestra empresa termine seriamente perjudicada. Pero, el problema es cuando sabes que trabajando en una multinacional no hay absolutamente nadie que pueda resolver el problema si no estás tú, dejando claro que no se trata de ningún cargo directivo ni de jefatura. 

El problema real reside cuando no se saben poner los límites a tiempo, cuando se sabe que aunque estés de vacaciones vas a resolver los problemas puntuales que surjan y llega el momento en que se normaliza esta situación; es normal que estés en la playa con tus hijos y recibas llamadas de trabajo y te tengas que ausentar un rato, es normal que viajes con tu portátil a sabiendas que uno de los días libres lo tienes que dedicar a poner al día ciertos asuntos. Hasta el día que surge un grave problema durante tu viaje y directamente tengas que dedicar tu semana libre a resolverlo, porque no hay absolutamente nadie que pueda hacerle frente, dejando tus planes y familia de lado. Repito, sin ser directivo, ni jefe, ni tener una remuneración especial, no entra dentro de tu sueldo, ni lo has aceptado y firmado previamente.

Normalizar esta situación

Lo alarmante de esto, es que al exponer tu situación, te das cuenta que es más común de lo que te imaginas. Me sorprende la naturalidad con la que se toma el tema, la poca importancia que se le da al descanso, no solo físico si no metal que me parece mucho más importante. Nos sorprendemos cuando aparecen infartos en gente joven o recién jubilados, la cantidad de ansiolíticos que se recetan en un país como España, alimentación a base de procesados, niños enganchados a las pantallas porque es la única forma de entretenerlos horas y horas en casa porque no podemos tener un ocio real, son algunos de los síntomas más claros, seguro que los expertos nos enumerarían muchísimos más.

Reflexión

Todo esto nos debería llevar a una reflexión para saber si este sacrificio a largo plazo de verdad nos merece la pena. 

Siempre nos estamos mirando en el espejo de las generaciones anteriores y esto no en todas las ocasiones es acertado. El ser humano siempre ha buscado vivir mejor que sus antepasados, que la vida sea más cómoda y en cierto modo lo estamos logrando, pero muchas veces se trata de un regalo envenenado. Tenemos los recursos, tenemos las herramientas, el problema es la mala utilización de ellas.

No entregues a un adolescente un dispositivo electrónico para que se esté callado, entrégaselo para que sepa que ahí tiene una gran herramienta de información que bien utilizada puede llevarlo lejos. 

No abras un paquete de lasaña precocinada para calentar en microondas en 10 minutos, invierte 20 en saltear unas verduras y cocer una pasta.

No digas que sí a todo, escucha tu cuerpo, anteponlo al estrés prolongado que te genera el no saber decir  NO, con todo el respeto del mundo.

No creas que todo tiene remedio, el tiempo perdido, perdido está, no hay cura para ese mal.

Una vez dentro de la rueda es difícil salir. Pero si poco a poco te vas desviando hacia donde crees que debes estar, algún día esperemos, veas los frutos.

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